Piernas pesadas, retención de líquidos, mala circulación… Son solo algunas de las alteraciones físicas más frecuentes durante el embarazo, y algunas de ellas dejan huella después del parto en forma de varices, estrías, flacidez, celulitis… Son cambios naturales, pero que también pueden combatirse. Y sobre ello ha llamado la atención la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME) con motivo de la celebración del Día Mundial de la Estética, que ha aprovechado para lanzar la campaña “Cuídate, cuídales”. Con ella intentan destacar la importancia de cuidar la salud de la mujer en esta etapa para asegurar su bienestar físico y psíquico a corto y largo plazo.
El 95% de las mujeres sufre trastornos circulatorios en algún momento de su embarazo. En el primer trimestre, estos problemas están directamente relacionados con los cambios hormonales, que provocan la relajación de los capilares sanguíneos y los hace más vulnerables. En los últimos meses de la gestación, el crecimiento del feto y el aumento del volumen de sangre en las venas ocasionan cambios de presión en la zona pélvica y abdominal.
Los síntomas más comunes del trastorno circulatorio son la hinchazón de piernas, la aparición de arañas vasculares, pesadez, hormigueo y hasta dolor. Y si esas venas varicosas no se tratan a tiempo, pueden derivar en problemas circulatorios para toda la vida y mayor riesgo de sufrir un accidente vascular en el futuro.
Otro de los trastornos asociados al embarazo es el edema o acumulación de líquidos en los tejidos, también debido al deficiente funcionamiento del sistema de retorno venoso y linfático. Suele manifestarse, sobre todo, en la hinchazón de los tobillos, especialmente a última hora del día, cuando se ha permanecido mucho tiempo de pie o hace mucho calor.
La presoterapia secuencial intermitente se ha convertido en la técnica más eficaz para tratar las molestias asociadas a estas alteraciones circulatorias. Este sistema estimula el drenaje venoso y linfático de las extremidades inferiores mediante un masaje mecánico que favorece la circulación de los líquidos almacenados y la eliminación de edemas.
Ballancer es, sin duda, uno de los sistemas más avanzados para el tratamiento tanto de edemas linfáticos como de dolencias venosas y, por tanto, está especialmente indicado para combatir estas molestias derivadas del embarazo. Para llevar a cabo el tratamiento se coloca a la paciente un pantalón de 24 celdas dejando libre la zona del abdomen. La compresión y descompresión secuencial de cada una de las celdas estimula el retorno venoso y linfático.
Después del parto, también es una terapia altamente recomendable, ya que el drenaje ayuda a combatir las secuelas de esos nueve meses de sobrecarga: mejora la flacidez, la celulitis, las estrías y, en definitiva, contribuye a devolver a la mujer la silueta que tenía antes.